El ego de las marcas

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¿A cuántas personas conocemos que se han dejado llevar por su ego, con resultados no muy gratos?. Newsflash: lo mismo le sucede a algunas marcas, y quizás la tuya sea una de ellas.

Cuando hablamos de ego normalmente pensamos en personas cuyo culto a su propia personalidad es tan grande que resulta en un alto grado de incomodidad para los  “simples mortales” que coexisten con ellos.  Pues bien, algo similar sucede con las marcas, lo cual, con el tiempo pasa a ser un instrumento de autodestrucción de éstas.

 

::La confianza que da construir una marca::
Sin duda, una de las acciones más rentables que toda empresa puede hacer es construir una marca. Esa interesante suma de elementos en diferentes áreas, que van desde la parte de gestación pasando por la parte operativa y de seguimiento postventa que con el paso del tiempo va tomando una forma claramente definida en la mente del consumidor y anclándose sólidamente en el mercado. Las grandes marcas que conocemos tienen un común denominador: una gran orientación a mercado pero sin perder su esencia de marca. En otras palabras, esas marcas siempre han visto hacia fuera, pero sin olvidar mirar hacia adentro y nunca olvidar quiénes son y qué ofrecen al mercado, y es que es esto último lo que las hace estar siempre conscientes de estar ofreciendo constancia en su oferta de marca.

 

:: “Soy grande, me olvido de lo demás” ::
El autor Al Ries, en su clásico libro “las 22 leyes del marketing”  habla de manera clara, simple y contundente de un gran riesgo que conlleva toda marca en su proceso: “El éxito suele preceder a la arrogancia, y la arrogancia al fracaso”. No hay que darle muchas vueltas a la cabeza  para entender este enunciado del Dr. Ries, esto ha sucedido muchas veces, tanto para productos, marcas e incluso empresas; “traduciéndolo” a lenguaje del día a día, si te olvidas de lo que allá afuera necesitan y esperan los consumidores sobre de tu marca, creyendo que tus productos son el centro del universo, te vas acercando a un punto donde comenzarás a perder conexión con tu mercado y por consiguiente con tu realidad como marca y pocas cosas son tan peligrosas en marketing como esto.

 

:: El marketing de “ver hacia dentro, observar hacia fuera” ::
Ejemplos de como hay marcas que fueron grandes jugadores y su arrogancia les llevó a una tremenda ceguera auto impuesta hay varios, como por ejemplo el caso de algunas firmas de desarrollo de software en la actualidad, quienes poco a poco ha ido perdiendo el “edge” de su marca, ante la llegada de nuevas maneras de consumir tecnología por parte del usuario allá afuera. ¿Y qué decir de ciertas firmas transnacionales que llegan a mercados como el mexicano mediante adquisiciones de empresas nacionales, para luego matar marcas con gran arraigo –y participación de mercado- en el país, en pro de meter con calzador sus marcas? Este caso es un claro ejemplo de que ciertas empresas olvidan observar hacia fuera, concentrándose sólo en sus marcas. “Mi marca es grande, deseada por los consumidores de varios países en el mundo, por lo tanto ustedes acá en México deberán de desearla también, así que mataremos la marca mexicana que nos da participación ahora para que nuestra marca global sea ahora su realidad local.” pareciera ser el esquema de pensamiento de algunos directivos de marketing de estas trasnacionales. Claro ejemplo de que se deja de observar –no solo mirar- hacia fuera, para concentrarse en lo que “yo digo que soy”, a esto le llamo el “Ego destructor de una marca”.

Las “leyes” del marketing son más claras y más sencillas de lo que a veces los marketers las queremos ver, y en muchas ocasiones son meros símiles de las reglas de nuestro diario vivir, tales como el ser honesto, directo, el observar mucho y hablar claro, entre otras tantas. En la medida que no nos perdamos en el concepto de entender para atender y que seamos honestos tanto para afuera como para adentro, comercialmente hablando, será bajo el riesgo de tener una marca ególatra,  de esas que al final cuestan muchísimo dinero mantener y que cada vez dan menos frutos, al mercado y por supuesto a los accionistas. 

Think about it
CLJ

 

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